Covadonga, 24 de septiembre de 2015.
La OSPA regresa a Covadonga con el programa extraordinario Concierto nº 4:
- La sinfónica de Asturias interpretará dos grandes obras del repertorio clásico: Las cuatro estaciones de Vivaldi y la Sinfonía nº 4 de Chaikovski
- El concierto se celebrará el día 9 de octubre bajo la batuta del maestro Milanov, a las 18:30 horas.
La OSPA regresa a Covadonga tras su exitoso debut hace dos años con un homenaje a Verdi por su bicentenario.
Para esta nueva cita en la Basílica de Santa María la Real, la Sinfónica de Asturias ha elegido un programa denominado Concierto nº 4 compuesto por Las cuatro estaciones de Vivaldi y la Sinfonía nº4 en fa menor, op. 36 de Chaikovski.
En este concierto extraordinario, la OSPA contará como solistas con sus violines principales y coprincipales: Alexander Vasiliev, Eva Meliskova, Héctor Corpus y Pedro L. Ordieres.
El concierto dará comienzo a las 18:30 horas y la entrada es libre.
Vivaldi, Las cuatro estaciones.
Los cuatro conciertos que forman Las cuatro estaciones están considerados los conciertos para violín más famosos de la historia de la música. Representan lo mejor de la música programática barroca, una época en la que los compositores recurrían con frecuencia al simbolismo musical y a la imitaciones de la naturaleza. En Las cuatro estaciones, Vivaldi sigue el modelo de concierto barroco a la italiana, en el que dos movimientos rápidos enmarcan un movimiento lento.
Vivaldi supo conciliar los datos descriptivos de la obra con las puras exigencias del músico inventor del concierto clásico. En su primera edición, cada estación va precedida de un soneto explicativo en italiano que remite a las partes correspondientes de la música. El compositor italiano utilizó en estos conciertos los instrumentos de cuerda con dosis de invención e ingenio sin límites.
Chaikovski, Sinfonía nº 4.
Estrenada el 10 de febrero de 1878 en Moscú bajo la dirección de Nikolai Rubinstein. Su trabajo con esta sinfonía coincide con el comienzo de las relaciones epistolares de Chaikovski con Nadjda von Meck. Es a ella a quien Chaikovski dedicó la obra. En mayo de 1877 le escribe: “Ahora estoy absorbido por la composición de una sinfonía que he comenzado a escribir este invierno y que quiero dedicaros, porque en ella encontraréis el eco de vuestras ideas y de vuestros sentimientos más profundos”. La composición de la sinfonía alterna con la de la ópera Eugenio Oneguin y después fue provisionalmente interrumpida por el funesto matrimonio de Chaikovski en julio de ese mismo año. Sin embargo, la partitura fue acabada en los últimos días de 1877. La primera ejecución no tuvo éxito y Chaikovski se sintió muy afectado por ello. Pero una ejecución en San Petersburgo el 25 de noviembre de 1878, fue un triunfo.
Una larga carta de Chaikovski a la señora von Meck explica detalladamente el contenido de la Cuarta sinfonía. Del primer movimiento, el compositor escribe:
“La introducción es el germen de toda la sinfonía, su idea principal: es el fatum, esa fuerza fatal que impide la consecución del impuso hacia la felicidad, que vela celosamente para que el bienestar y la paz no sean nunca perfectos ni sin nubes, que está siempre suspendido encima de nuestra cabeza como una espada de Damocles y envenena inexorable y constantemente nuestra alma”.
La Cuarta sinfonía es la primera obra cíclica de Chaikovski, con la repetición del tema del destino puede hacer que se la compare con la Quinta de Beethoven, pese a que el sentimiento angustioso de una se sitúe en las antípodas del estoicismo de la otra. Esta obsesión del fatum volverá a aparecer bajo otras formas musicales en las dos últimas sinfonías de Chaikosvki.