• La Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias tocará en Oviedo y Gijón un programa con obras de Montsalvatge y Bizet
• Las entradas para las citas en el Auditorio Príncipe Felipe y en el Jovellanos ya está a la venta al precio de 15 y 10 €
Tras los conciertos del Día de les Lletres Asturianes y la Noche Blanca de Oviedo, la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA) retoma esta semana su Temporada Seronda con el director Miguel Romea, que dirigirá un programa en Gijón/Xixón (08.10) y Oviedo/Uviéu (09.10) y contará con la arpista Cristina Montes Mateo como solista.
Cumpliendo la normativa de seguridad vigente, los aforos de estos dos conciertos estarán reducidos para mantener la distancia social. El precio es de 15 € (patio y delantera de entresuelo) y 10 € (anfiteatro y entresuelo). Las entradas ya están a la venta en www.ospa.es y en las taquillas del Campoamor y Jovellanos.
El programa del primer concierto de SERONDA es:
• X. Montsalvatge, Concierto para arpa
• G. Bizet, Sinfonía n.º 1
El Concerto-capriccio (1975) fue estrenado por el arpista Nicanor Zabaleta, a quien está dedicado, junto a la Orquesta Nacional de España, dirigida por Rafael Frühbeck de Burgos. En esta obra, Montsalvatge hace uso de los conocimientos y habilidades que fue adquiriendo a lo largo de su carrera compositiva en los diferentes estilos trabajados, mostrando en esta síntesis su carácter más ecléctico. Fue el propio arpista quien le pidió que compusiera una obra para arpa, aunque Montsalvatge se negó al principio por temer las dificultades de escribir en su estilo tan cromático para los pedales del instrumento.
La Sinfonía n.º 1 en Do mayor (1855) fue compuesta cuando Bizet tenía diecisiete años y era alumno de Charles Gounod en el Conservatorio de París. Parece ser que, como parte de sus trabajos, Bizet debía hacer un arreglo de la primera sinfonía de Gounod para dos pianos. Este exhaustivo ejercicio le sirvió como inspiración y modelo para su propia sinfonía. Sin embargo, todo apunta a que el compositor nunca tuvo intención de estrenar ni publicar la obra. Fue la viuda de Bizet, Geneviève Halévy, quien dio varios documentos, entre los que se encontraba el manuscrito de la Sinfonía n.º 1, a Reynaldo Hahn que, sin encontrarle interés, la donó al Conservatorio de París. En 1933, el musicólogo Jean Chantavoine descubrió la sinfonía haciendo el inventario de la colección de Bizet, lo que desencadenó su estreno el 26 de febrero de 1935 en Basilea (Suiza) bajo la dirección de Felix Weingartner.